A las 12:00 de la noche del día 31 de diciembre del
2001 los miembros del H. Congreso de la Unión se daban el abrazo de año
nuevo, dejando así pasar la oportunidad histórica de aprobar una
verdadera reforma fiscal.
Se tiraron a la basura millones de pesos de los bolsillos de los
contribuyentes invertidos en concienzudos estudios sobre los impuestos,
hechos tanto por los mismos congresistas como por el presidente Fox. Se
perdieron miles de horas-hombre invertidas en una reforma fiscal
propuesta desde abril, con ocho meses de anticipación para su estudio,
debate y reforma, siendo ésta una novedad en la forma de proponer leyes
en nuestro país.
Los impuestos como regla general deben cumplir con cuatro preceptos
mínimos: Equitativos, devolviendo así a la nación donde uno trabaja el
favor de la seguridad de nuestro empleo e inversión. Facilidad de
recolección, que no cuesten más en cobrarse que el mismo impuesto, poco
papeleo, reglamentación y facilidad de comprensión. Redistributivos,
que cubran necesidades básicas para todos los ciudadanos, como
pavimento, drenaje, luz y agua entre otros. Sustentables, que ayuden al
Gobierno a sostener su aparato burocrático.
¿Sabe usted con cuántos de estos requisitos cumple la hoy aprobada
Reforma Fiscal Redistributiva? Con ninguno. Lo que aprobaron los
diputados fue una reforma de la cual se han burlado en todo el
hemisferio occidental los que verdaderamente saben de leyes e impuestos.
Estamos hoy regidos por una ley in equitativa, populista, claramente
clasista, anticonstitucional, de difícil y costosa aplicación, poco
entendible, que ayudará a incrementar la economía informal y la evasión
fiscal, ahuyentará las inversiones, incentivará la fuga de capitales y
lo peor de todo, no recaudará lo que necesita el Gobierno para
funcionar.
No todo lo publicado en la ley es malo, quedó algo de lo propuesto por
Fox originalmente. Se terminó la costumbre mexicana de cobrar los
impuestos por adelantado, si facturabas a crédito tenías que pagar ese
impuesto aún no cobrado, hoy por lo menos se esperarán a que te lo
paguen. También se ha bajado la tasa del Impuesto sobre la Renta.
Entre las joyas surrealistas de la ley están los impuestos especiales a
artículos suntuosos. Aquí los diputados redefinieron qué es lo que les
corresponde a los ricos y a los pobres. Por ejemplo, los pobres no
podrán ver una televisión de más de 26 pulgadas, no podrán andar
perfumados, ni con Siete Machos, no tendrán el derecho a sentarse en
una fonda que venda pulque o mezcal, así como tampoco podrán ponerse
unas botas de piel en sus pies para ir a trabajar.
En cambio los ricos podrán andar perfumados por la calle con su Eau de
Toillette Cartier comprada en la tienda Duty Free de su aeropuerto más
cercano, calzar zapatos Ferrangamo de piel italiana y por supuesto
podrán ir al Maxim’s a comer un buen filete de salmón fresco a las
hierbas con una botella de Petrus 1972, esto sin pagar impuestos ya que
no son considerados artículos suntuosos.
Lo bueno es que resurgen las oportunidades de nuevos negocios, se
pondrán de moda las computadoras ensámblela-usted-mismo, para así
facturar los componentes por separado. Entrar a un restaurante libre de
impuestos donde sólo sirvan cerveza y vino será de lo más chic. El
mudar sus operaciones a Tepito, Bondojo o al más próximo tianguis será
como poner una Offshore a la mexicana. Ya no se verá mal el sacar tu
dinero del banco para jugarlo en cundinas o depositarlo en las Islas
Caimán.
Lo risible son las definiciones que hoy publican en uno de los tantos
remiendos que se esperan a través de las llamadas misceláneas. El
zapato es definido como todo aquel calzado que no cubra los tobillos,
esto a fin de excluir las botas como zapato. Así pues espere usted una
nueva modalidad ultra conservadora de “bota de tobillo bichi”, donde
unos lindos agujeros dejarán ver sus tobillos en sus relucientes botas
de piel, esto para no causar impuesto alguno. La nueva “bota de tobillo
bichi” será la sensación del sexenio.
Muchas veces creemos hacer historia cuando simplemente repetimos los
errores del pasado. Hace 110 años en una entrevista el canciller Otto
Von Bismarck opinaba sobre el parlamento ruso lo siguiente: “Un régimen
parlamentario constitucional tiene muchos riesgos, se requiere que esté
formado por gente con conocimientos extensos y especiales, así como en
una multitud de compromisos juiciosos. Ponerlo en manos de hombres
ignorantes, teóricos, visionarios, entusiastas no versados en la
historia y la realidad cotidiana de la política es simplemente una
insensatez o, mejor dicho, una locura peligrosa”. Años después cae el
parlamento ruso y surge el comunismo.
Un siglo después, en una nación miles de kilómetros alejada de Rusia,
los diputados mexicanos creen hacer historia aprobando una reforma
fiscal que tal vez termine de una vez por todas con la desigualdad en
México, terminaremos todos igualmente pobres y con los tobillos
“bichis”.
*Publicado el 22 de enero del 2002 en el periódico el Imparcial en la sección Editorial De frente.
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